martes, 29 de marzo de 2011

mi poema asia la luna

todas las noches levanto mi mirada hacia el cielo 
esperando ver tu dulce resplandor, tu dulce mirada, tu hermoso rostro 
que las estrellas con su envidia y coraje quisieran opacar, 
las nuves parecieran ser extencion de tu belleza 
que son como vestidos que ocultan tu desnudes 
cuando no quieren que seas observada por las personas 
que he llagado a pensar que solo eres para mi, 
aciendome olvidar con tu belleza mis pesares y resentimientos 
tu la mas hermosa, la que solo es para mi luna gracias por existir .

NOCHE DE MAYO

NOCHE DE MAYO
Con un astro la tierra se ilumina:
Con el perfume de una flor se llenan 
Los ámbitos inmensos: como vaga, 
Misteriosa envoltura, una luz tenue 
Naturaleza encubre, —y una imagen 
Misma, del linde en que se acaba, brota 
Entre el humano batallar. Silencio! 
En el color, oscuridad! Enciende 
El sol al pueblo bullicioso, y brilla 
La blanca luz de luna! —En los ojos 
La imagen va, —porque si fuera buscan 
Del vaso herido la admirable esencia, 
En haz de aromas a los ojos surge:— 
Y si al peso del párpado obedecen, 
Como flor que al plegar las alas plega 
Consigo su perfume, en el solemne 
Templo interior como lamento triste 
La pálida figura se levanta! 
Divino oficio!: el Universo entero, 
Su forma sin perder, cobra la forma 
De la mujer amada, y el esposo 
Ausente, el cielo pòstumo adivina 
Por el casto dolor purificado.

MUJERES

 MUJERES 
1
Ésta, es rubia: ésa, oscura: aquélla, extraña 
Mujer de ojos de mar y cejas negras:
Y una cual palma egipcia alta y solemne 
Y otra como un canario gorjeadora. 
Pasan, y muerden: los cabellos luengos 
Echan, como una red: como un juguete
La lánguida beldad ponen al labio 
Casto y febril del amador que a un templo 
Con menos devociòn que al cuerpo llega 
De la mujer amada: ella, sin velos. 
Yace, y a su merced; —él, casto y mudo 
En la inflamada sombra alza dichoso 
Como un manto imperial de luz de aurora. 
Cual un pájaro loco en tanto ausente 
En frágil rama y en menudas flores 
De la mujer el alma travesea:
Noble furor enciende al sacerdote 
Y a la insensata, contra el ara augusta 
Como una copa de cristal rompiera:— 
Pájaros, sòlo pájaros: el alma 
Su ardiente amor reserve al universo.

2

Vino hirviente es amor: del vaso afuera, 
Echa, brillando al Sol, la alegre espuma:

Y en sus claras burbujas, desmayados 
Cuerpos, rizosos niños, cenadores 
Fragantes y amistosas alamedas 
Y juguetones ciervos se retratan:
De joyas, de esmeraldas, de rubíes, 
De ònices y turquesas y del duro 
Diamante al fuego eterno derretidos, 
Se hace el vino satánico: Mañana 
El vaso sin ventura que lo tuvo 
Cual comido de hienas, y espantosa 
Lava mordente se verá quemado.

3

Bien duerma, bien despierte, bien recline— 
Aunque no lo reclino— bien de hinojos, 
Ante un niño que llega el cuerpo doble 
Que no se dobla a viles y a tiranos, 
Siento que siempre estoy en pie: —si suelo 
Cual del niño en los rizos suele el aire 
Benigno, en los piadosos labios tristes 
Dejar que vuele una sonrisa, —es fijo
Así, sépalo el mozo, así sonríen 
Cuantos nobles y crédulos buscaron 
El sol eterno en la belleza humana. 
Sòlo hay un vaso que la sed apague 
De hermosura y amor: Naturaleza 
Abrazos deleitosos, híbleos besos 
A sus amantes pròdiga regala.

4

Para que el hombre los tallara puso
El monte y el volcán Naturaleza,—
El mar, para que el hombre ver pudiese
Que era menor que su cerebro,— en horno
Igual, sol, aire y hombres elabora.
Porque los dome, el pecho al hombre inunda
Con pardos brutos y con torvas fieras.
¡Y el hombre, no alza el monte: no en el libre
Aire, ni en sol magnífico se trueca:
Y en sus manos sin honra, a las sensuales 
Bestias del pecho el corazòn ofrece:
A los pies de la esclava vencedora:
El hombre yace, deshonrado, muerto.

BOSQUE DE ROSAS

 BOSQUE DE ROSAS

Allí despacio te diré mis cuitas;
Allí en tu boca escribiré mis versos!— 
Ven, que la soledad será tu escudo! 
Pero, si acaso lloras, en tus manos 
Esconderé mi rostro, y con mis lágrimas 
Borraré los extraños versos míos.

Sufrir ¡tú a quien yo amo, y ser yo el casco 
Brutal, y tú, mi amada, el lirio roto?
Oh, la sangre del alma, tú la has visto? 
Tiene manos y voz, y al que la vierte 
Eternamente entre la sombra acusa. 
¡Hay crímenes ocultos, y hay cadáveres 
De almas, y hay villanos matadores! 
Al bosque ven: del roble más erguido 
Un pilòn labremos, y en el pilòn 
Cuantos engañen a mujer pongamos!

Esta es la lidia humana: la tremenda
Batalla de los cascos y los lirios!
Pues los hombres soberbios ¿no son fieras?
Bestias y fieras! Mira, aquí te traigo
Mi bestia muerta, y mi furor domado.—
Ven, a callar; a murmurar; al ruido
De las hojas de Abril y los nidales.
Deja, oh mi amada, las paredes mudas
De esta casa ahoyada y ven conmigo
No al mar que bate y ruge sino al bosque
De rosas que hay al fondo de la selva.
Allí es buena la vida, porque es libre—
Y la virtud, por libre, será cierta,
Por libre, mi respeto meritorio.
Ni el amor, si no es libre, da ventura.
¡Oh, gentes ruines, las que en calma gozan
De robados amores! Si es ajeno
El cariño, el placer de respetarlo
Mayor mil veces es que el de su goce;
Del buen obrar ¡qué orgullo al pecho queda
Y còmo en dulces lágrimas rebosa,
Y en extrañas palabras, que parecen
Aleteos, no voces! Y ¡qué culpa
La de fingir amor! Pues hay tormento
Como aquél, sin amar, de hablar de amores!
Ven, que allí triste iré, pues yo me veo! 
Ven, que la soledad será tu escudo!

una rasa blanca

Musa Traviesa

 
Mi musa? Es un diablillo Contándolo, me inunda
Con ala de ángel. Un gozo grave:-
!Ah, musilla traviesa, Y cual si el monte alegre,
Qué vuelo trae! Queriendo holgarse
Al alba enamorando
Yo suelo, caballero Con voces ágiles, 
En sueños graves, Sus hilillos sonoros 
Cabalgar horas luengas Desanudase, 
Sobre los aires. Y salpicando riscos,
Me entro en nubes rosadas, Labrando esmaltes, 
Bajo a hondos mares, Refrescando sedientas
Y en los senos eternos Cálidas cauces,
Hago viajes. Echáralos risueños 
Allí asisto a la inmensa Por falda y valle, - 
Boda inefable, Así, al alba del alma
Y en los talleres huelgo Regocijándose,
De la luz madre: Mi espíritu encendido
Y con ella es la oscura Me echa a raudales
Vida, radiante, Por las mejillas secas
Y a mis ojos los antros Lágrimas suaves.
Son nidos de ángeles! Me siento, cual si en magno 
Al viajero del cielo Templo oficiase:
¿Qué el mundo frágil? Cual si mi alma por mirra
Pues, ¿no saben los hombres Virtiese al aire;
Qué encargo traen? Cual si en mi hombro surgieran
!Rasgarse el bravo pecho, Fuerzas de Atlante;
Vaciar su sangre, Cual si el sol en mi seno 
Y andar, andar heridos La luz fraguase: - 
Muy largo valle, !Y estallo, hiervo, vibro, 
Roto el cuerpo en harapos, Alas me nacen!
Los pies en carne,
Hasta dar sonriendo Suavemente la puerta
-!No en tierra!- exánimes! Del cuarto se abre,
Y entonces sus talleres Y éntranse a él gozosos
La luz les abre, Luz, risas, aire.
Y ven lo que yo veo: Al par da el sol en mi alma
¿Qué el mundo frágil? Y en los cristales:
Seres hay de montaña, !Por la puerta se ha entrado
seres de valle, Mi diablo ángel! 
Y seres de pantanos ¿Qué fue de aquellos sueños,
Y lodazales. De mi viaje,
Del papel amarillo,
De mis sueños desciendo, Del llanto suave? 
Volando vanse, Cual si de mariposas 
Y en papel amarillo Tras gran combate 
Cuento el viaje. Volaran alas de oro
 
Por tierra y aire, Mis libros lance, 
Así vuelan las hojas Y siéntese magnífico
Do cuento el trance. Sobre el desastre,
Hala acá el travesuelo Y muéstreme riendo,
Mi paño árabe; Roto el encaje-
Allá monta en el lomo -!Qué encaje no se rompe
De un incunable; En el combate!-
Un carcax con mis plumas Su cuello, en que la risa
Fabrica y átase; Gruesa onda hace!
Un sílex persiguiendo Venga, y por cauce nuevo
Vuelca un estante, Mi vida lance,
Y !allá ruedan por tierra Y a mis manos la vieja
Versillos frágiles, Péñola arranque,
Brumosos pensadores, Y del vaso manchado
Lópeos galanes! La tinta vacie!
De águilas diminutas !Vaso puro de nácar:
Puéblase el aire: Dame a que harte
!Son las ideas, que ascienden, Esta sed de pureza:
Rotas sus cárceles! Los labios cánsame!
¿Son éstas que lo envuelven
Del muro arranca, y cíñese, Carnes, o nácares?
Indio plumaje: La risa, como en taza
Aquella que me dieron De ónice árabe,
De oro brillante, En su incólume seno
Pluma, a marcar nacida Bulle triunfante:
Frentes infames, !Hete aquí, hueso pálido,
De su caja de seda Vivo y durable!
Saca, y la blande: Hijo soy de mi hijo!
Del sol a los requiebros El me rehace!
Brilla el plumaje,
Que baña en aúreas tintas Pudiera yo, hijo mío,
Su audaz semblante. Quebrando el arte
De ambos lados el rubio Universal, muriendo
Cabello al aire, Mis años dándote,
A mí súbito viénese Envejecerte súbito,
A que lo abrace. La vida ahorrarte!-
De beso en beso escala Mas no: que no verías
Mi mesa frágil; En horas graves
!Oh, Jacob, mariposa, Entrar el sol al alma
Ismaëlillo, árabe! Y a los cristales!
¿Qué ha de haber que me guste Hierva en tu seno puro
Como mirarle Risa asonante:
De entre polvo de libros Rueden pliegues abajo
Surgir radiante, Libros exangës:
Y, en vez de acero, verle Sube, Jacob alegre,
De pluma armarse, La escala suave:
Y buscar en mis brazos Ven, y de beso en beso
Tregua al combate? Mi mesa asaltes:-
Venga, venga Ismaelillo: !Pues ésa es mi musilla,
La mesa asalte, Mi diablo ángel!
Y por los anchos pliegues !Ah, musilla traviesa,
Del paño árabe Qué vuelo trae!
En rota vergonzosa

pues yo les recomendo este video esta muy triste pero muy padre a la vez cheque

La Niña de Guatemala



Quiero, a la sombra de un ala, 
Contar este cuento en flor: 
La niña de Guatemala, 
La que se murió de amor. 

Eran de lirios los ramos, 
Y las orlas de reseda 
Y de jazmín: la enterramos 
En una caja de seda. 

...Ella dio al desmemoriado 
Una almohadilla de olor: 
El volvió, volvió casado: 
Ella se murió de amor. 

Iban cargándola en andas 
Obispos y embajadores: 
Detrás iba el pueblo en tandas, 
Todo cargado de flores. 

...Ella, por volverlo a ver, 
Salió a verlo al mirador: 
El volvió con su mujer: 
Ella se murió de amor. 

Como de bronce candente 
Al beso de despedida 
Era su frente ¡la frente 
Que más he amado en mi vida! 

...Se entró de tarde en el río, 
La sacó muerta el doctor: 
Dicen que murió de frío: 
Yo sé que murió de amor. 

Allí, en la bóveda helada, 
La pusieron en dos bancos: 
Besé su mano afilada, 
Besé sus zapatos blancos. 

Callado, al oscurecer, 
Me llamó el enterrador: 
¡Nunca más he vuelto a ver 
A la que murió de amor!

lunes, 28 de marzo de 2011

la niña de guatemala

Canto de Otoño


Bien; ya lo sé!: -la muerte está sentada
A mis umbrales: cautelosa viene,
Porque sus llantos y su amor no apronten
En mi defensa, cuando lejos viven
Padres e hijo.-al retornar ceñudo
De mi estéril labor, triste y oscura,
Con que a mi casa del invierno abrigo,
De pie sobre las hojas amarillas,
En la mano fatal la flor del sueño,
La negra toca en alas rematada,
Ávido el rostro, - trémulo la miro
Cada tarde aguardándome a mi puerta
En mi hijo pienso, y de la dama oscura
Huyo sin fuerzas devorado el pecho
De un frenético amor! Mujer más bella
No hay que la muerte!: por un beso suyo
Bosques espesos de laureles varios, 
Y las adelfas del amor, y el gozo
De remembrarme mis niñeces diera!
...Pienso en aquél a quien el amor culpable
trajo a vivir, - y, sollozando, esquivo 
de mi amada los brazos: - mas ya gozo
de la aurora perenne el bien seguro.
Oh, vida, adios: - quien va a morir, va muerto.
Oh, duelos con la sombra: oh, pobladores
Ocultos del espacio: oh formidables
Gigantes que a los vivos azorados
Mueren, dirigen, postran, precipitan!
Oh, cónclave de jueces, blandos sólo
A la virtud, que nube tenebrosa, 
En grueso manto de oro recogidos,
Y duros como peña, aguardan torvos
A que al volver de la batalla rindan
-como el frutal sus frutos-
de sus obras de paz los hombres cuenta,
de sus divinas alas!... de los nuevos
árboles que sembraron, de las tristes
lágrimas que enjugaron, de las fosas
que a los tigres y vívoras abrieron,
y de las fortalezas eminentes
que al amor de los hombres levantaron!
¡esta es la dama, el Rey, la patria, el premio
apetecido, la arrogante mora
que a su brusco señor cautiva espera
llorando en la desierta espera barbacana!:
este el santo Salem, este el Sepulcro 
de los hombres modernos:-no se vierta
más sangre que la propia! No se bata
sino al que odia el amor! Únjase presto
soldados del amor los hombres todos!:
la tierra entera marcha a la conquista
De este Rey y señor, que guarda el cielo!
...Viles: el que es traidor a sus deberes.
Muere como traidor, del golpe propio
De su arma ociosa el pecho atravesado!
¡Ved que no acaba el drama de la vida
En esta parte oscura! ¡Ved que luego
Tras la losa de mármol o la blanda
Cortina de humo y césped se reanuda
El drama portentoso! ¡y ved, oh viles,
Que los buenos, los tristes, los burlados,
Serán een la otra parte burladores!
Otros de lirio y sangre se alimenten:
¡Yo no! ¡yo no! Los lóbregos espacios
rasgué desde mi infancia con los tristes 
Penetradores ojos: el misterio
En una hora feliz de sueño acaso
De los jueces así, y amé la vida
Porque del doloroso mal me salva
De volverla a vivi. Alegremente
El peso eché del infortunio al hombro:
Porque el que en huelga y regocijo vive
Y huye el dolor, y esquiva las sabrosas
Penas de la virtud, irá confuso
Del frío y torvo juez a la sentencia,
Cual soldado cobarde que en herrumbre
Dejó las nobles armas; ¡y los jueces
No en su dosel lo ampararán, no en brazos
Lo encumbrarán, mas lo echarán altivos
A odiar, a amar y a batallar de nuevo
En la fogosa y sofocante arena!
¡Oh! ¿qué mortal que se asomó a la vida
vivir de nuevo quiere? ...
Puede ansiosa
La Muerte, pues, de pie en las hojas secas,
Esperarme a mi umbral con cada turbia
Tarde de Otoño, y silenciosa puede
Irme tejiendo con helados copos
Mi manto funeral.
No di al olvido
Las armas del amor: no de otra púrpura
Vestí que de mi sangre.
Abre los brazos, listo estoy, madre Muerte:
Al juez me lleva!
Hijo!...Qué imagen miro? qué llorosa 
Visión rompe la sombra, y blandamente
Como con luz de estrella la ilumina?
Hijo!... qué me demandan tus abiertos
Brazos? A qué descubres tu afligido 
Pecho? Por qué me muestran tus desnudos
Pies, aún no heridos, y las blancas manos
Vuelves a mí?
Cesa! calla! reposa! Vive: el padre
No ha de morir hasta que la ardua lucha
Rico de todas armas lance al hijo!-
Ven, oh mi hijuelo, y que tus alas blancas
De los abrazos de la muerte oscura
Y de su manto funeral me libren!

Cultivo una Rosa Blanca



Cultivo una rosa blanca
En Junio como en Enero,
Para el amigo sincero,
Que me da su mano franca.
Y para el cruel que me arranca
El corazón con que vivo,
Cardo ni ortiga cultivo
cultivo una rosa blanca.

jueves, 24 de marzo de 2011

la vida del poeta jose marti

     José Martí nació en La Habana el 28 de enero de 1853. Hijo de los españoles Mariano Martí y Leonor Pérez, su vida fue una auténtica lucha a favor de la libertad en Cuba y para Cuba. Desde su juventud fue simpatizante del levantamiento del 68, lo que le supuso al año siguiente su primer paso por la prisión por conspirador. En 1871 fue desterrado a España, donde aprovechó para estudiar Filosofía y Letras y Derecho. En 1875 comenzó un periplo de años de constantes viajes a México (donde se casa el 20 de diciembre con la camagüeyana Carmen Zayas Bazán), Guatemala (donde conoció a María García Granados, la famosa «Niña de Guatemala» de sus Versos sencillos) y Nueva York, tras el que regresó temporalmente a Cuba en 1878. Trabajó allí como profesor, pero sin abandonar su constante preocupación política, y vio nacer a su hijo José Francisco el 22 de noviembre. En 1879 fue descubierta la conspiración que organizaba con el Movimiento, y fue desterrado de nuevo a España, para en 1880 establecerse como periodista en Nueva York, donde comenzó a contactar con militares cubanos, como el general Calixto García, y donde entró a formar parte como presidente del Comité Revolucionario Cubano. Pasó una pequeña temporada en Venezuela durante 1881, de donde también fue expulsado por causas ideológicas, para volver a Nueva York en 1882 y dedicarse allí a preparar la revolución final que consiguiera la independencia de Cuba: además de escribir y publicar Nuestra América el 10 de enero de 1891 en La Revista Ilustrada de Nueva York, consiguió dinero, armas, embarcaciones, entrenó a los revolucionarios, buscó apoyo internacional y mantuvo el espíritu de rebelión de los cubanos, para lo que realizó diversos viajes por países de Latinoamérica. En 1895, cuando todo estaba preparado, les fue confiscado el contingente logístico por parte del gobierno estadounidense, y contra viento y marea lograron prepararlo todo para, en mayo de 1895 Martí, junto con Máximo Gómez y otros más, desembarcar en Playitas y avanzar tierra adentro para reunirse con otras fuerzas revolucionarias. El 19 de mayo de aquel año las fuerzas del Apóstol, sobrenombre por el que ha sido conocido después por sus compatriotas, se enfrentaron al ejército español en Dos Ríos, batalla en la que murió el 19 de mayo el inspirador y héroe de la independencia cubana sin que sus compañeros pudieran siquiera rescatar su cuerpo.
    
2.  Obras
     En José Martí encontramos ya los rasgos que caracterizarían una de las épocas más fecundas no sólo para el arte, sino para todas las manifestaciones artísticas y humanas acaecidas con el cambio de siglo. Lo que se ha dado en llamar Modernismo surge ya en su prosa audaz y en su profunda poesía, pero no sólo ahí, sino en cualquiera de las demás expresiones literarias que conforman un todo en el caso de Martí.




ÍNDICE
algunos de los poemas de jose marti 
                                Cultivo una Rosa BlancaVersos Sencillos
HomomagnoYugo y Estrella
Amor de Ciudad GrandePrincipe Enano
Musa TraviesaPenachos Vívidos
Versos LibresCanto de Otoño
La Niña de Guatemala






MEDIA NOCHE


Oh, qué vergüenza!: —El sol ha iluminado 
La tierra: el amplio mar en sus entrañas 
Nuevas columnas a sus naves rojas 
Ha levantado: el monte, granos nuevos 
Juntò en el curso del solemne día 
A sus jaspes y breñas: en el vientre 
De las aves y bestias nuevos hijos 
Vida, que es forma, cobran: en las ramas 
Las frutas de los árboles maduran:— 
Y yo, mozo de gleba, he puesto sòlo, 
Mientras que el mundo gigantesco crece, 
Mi jornal en las ollas de la casa!

Por Dios, que soy un vil!:— No en vano el sueño 
A mis pálidos ojos es negado! 
No en vano por las calles titubeo 
Ebrio de un vino amargo, cual quien busca 
Fosa ignorada donde hundirse, y nadie 
Su crimen grande y su ignominia sepa!
No en vano el corazòn me tiembla ansioso 
Como el pecho sin calma de un malvado!

El cielo, el cielo, con sus ojos de oro
Me mira, y ve mi cobardía, y lanza
Mi cuerpo fugitivo por la sombra
Como quien loco y desolado huye 
De un vigilante que en sí mismo lleva! 
La tierra es soledad! la luz se enfría! 
Adonde iré que este volcan se apague? 
Adonde iré que el vigilante duerma?

Oh, sed de amor! —oh, corazòn, prendado 
De cuanto vivo el Universo habita;

Del gusanillo verde en que se trueca 
La hoja del árbol: —del rizado jaspe 
En que las ondas de la mar se cuajan:— 
De los árboles presos, que a los ojos 
Me sacan siempre lágrimas: —del lindo 
Bribòn gentil que con los pies desnudos 
En fango o nieve, diario o flor pregona. 
Oh, corazòn, —que en el carnal vestido 
No hierros de hacer oro, ni belfudos 
Labios glotones y sensuosos mira,— 
Sino corazas de batalla, y hornos 
Donde la vida universal fermenta!—

Y yo, pobre de mí!, preso en mi jaula, 
La gran batalla de los hombres miro!— 
[1878]



YUGO Y ESTRELLA

Cuando nací, sin sol, mi madre dijo:
—Flor de mi seno, Homagno generoso 
De mí y de la Creaciòn suma y reflejo, 
Pez que en ave y corcel y hombre se torna, 
Mira estas dos, que con dolor te brindo, 
Insignias de la vida: ve y escoge. 
Éste, es un yugo: quien lo acepta, goza:
Hace de manso buey, y como presta 
Servicio a los señores, duerme en paja 
Caliente, y tiene rica y ancha avena. 
Ésta, oh misterio que de mí naciste 
Cual la lumbre naciò de la montaña, 
Ésta, que alumbra y mata, es una estrella:
Como que riega luz, los pecadores 
Huyen de quien la lleva, y en la vida, 
Cual un monstruo de crímenes cargado, 
Todo el que lleva luz, se queda solo. 
Pero el hombre que al buey sin pena imita, 
Buey vuelve a ser, y en apagado bruto 
La escala universal de nuevo empieza. 
El que la estrella sin temor se ciñe, 
Como que crea, crece!
Cuando al mundo 
De su copa el licor vaciò ya el vivo:
Cuando, para manjar de la sangrienta 
Fiesta humana, sacò contento y grave 
Su propio corazòn: cuando a los vientos 
De Norte y Sur virtiò su voz sagrada,— 
La estrella como un manto, en luz lo envuelve,

Se enciende, como a fiesta, el aire claro,
Y el vivo que a vivir no tuvo miedo,
Se oye que un paso más sube en la sombra!

—Dame el yugo, oh mi madre, de manera 
Que puesto en él de pie, luzca en mi frente 
Mejor la estrella que ilumina y mata.






mi poema 

Quieres saber porque?

por que puedes hacer, lo que nadien pudo hacerme
puedes ponerme triste
cuando nome hablas,
hacerme llorar
cuando te das la media vuelta sin decirme nada,
hacerme reir
tan solo con tu mirada,
hacerme que me sienta en las nubes
cuando te acercas ami y me dices al oido que no pasa nada
pero sobre todas las cosas,
eres especial, y sabes por que
es simple, eres lo mejor que me ha pasado en la vida
TE AMO